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2013-2018

El Informe 2013-2018 parte de la premisa que la imagen de un país es un fenómeno orgánico. En este sentido, uno de los elementos que tiene más relevancia en la percepción en el ámbito internacional, es el papel de las figuras presidenciales; las decisiones, programas y consecuencias de cada una de las políticas públicas que deciden emprender en cada cambio de gobierno. Es por ello que en la presente investigación delimitamos el estudio al periodo de 2013 -2018 que corresponde al periodo de la administración de Enrique Peña Nieto. Sin embargo, no pretende ser una evaluación de la diplomacia pública o las campañas internacionales de comunicación coordinadas por las distintas secretarías de Estado. Se trata de un estudio que analiza la información que circula por distintos canales digitales en este periodo de tiempo en específico.

En cuanto a nuestros principales hallazgos, se encuentra que las tipologías de imagen país se centraron en tres categorías: Emergente, Dependiente y Exótico. Los mejores años para la imagen de México fueron 2013 y 2018, y los más difíciles resultaron 2014, 2015 y 2017. Resalta que nuestro país mantuvo una proyección imaginaria hacia públicos externos asociada con una economía estable y próspera, pero con divisiones sociales muy marcadas, aunado a un sistema político corrupto sin respeto hacia los derechos fundamentales de las mayorías en una nación con una enorme diversidad cultural que tiene rasgos de tradición y originalidad ancestral.

Con todo esto, las señales que México envió al exterior fueron las de una nación con acuerdos institucionales frágiles, en los que prevalecía la corrupción, la violación a los derechos humanos de la mayoría de la población, el escalamiento de la inseguridad y la ampliación de acción de agentes que promueve la violencia criminal en el país. A su vez, México presenta espacios de esperanza cuando, a pesar de lo anterior, hay sectores que siguen siendo atractivos para el comercio y las inversiones externas, que veían con entusiasmo las posibilidades de negocio en el país. Es importante decir que hay un conjunto de percepciones que perfilan a México como una nación extraña, incomprensible y, paradójicamente, atractiva, debido a factores culturales e idiosincráticos propios de su riqueza social tan contrastante.

En los números con los que contamos, el peor año del sexenio fue 2017, cuando la clasificación de país Márginal alcanzó un 29%. En contraste, el mejor año resultó ser 2018, dado que las tipologías de país Emergente y Cosmopolita se unieron para dar un tono positivo, representando 40.3% total y contrastando con una tipología negativa como país Marginal con un 25.7% de las piezas informativas con un tono claramente negativo.

Es evidente que los bastiones del poder suave mexicano hacia el exterior se ubicaron en su economía y su cultura, mientras que las dimensiones que generaron mayores negativos para México se ubicaron en los segmentos social y político. Las mejores noticias de México estuvieron asociadas con las reformas estructurales propuestas por el, entonces, nuevo Gobierno de Enrique Peña Nieto, la capacidad de lograr acuerdos políticos al inicio del sexenio, los éxitos de la marca país asociados con películas, cineastas y el turismo, así como la transición del poder en un ejercicio democrático de amplia participación ciudadana al final del sexenio. Las peores noticias estuvieron asociadas con la desaparición forzada de estudiantes de la Escuela Rural Isidro Burgos de Ayotzinapa, la corrupción asociada con la Casa Blanca, la fuga de Joaquín Guzmán Loera, el Chapo, la caravana migrante, los sobornos a altos funcionarios del Gobierno, así como a la invitación de Donald Trump a México como candidato del Partido Republicano a la presidencia de Estados Unidos.

A lo largo de los seis años, México fue percibido como una nación en búsqueda de “la modernidad”, enfrascada en la lucha por el poder e incapaz de cumplir metas de largo alcance. Metafóricamente hablando, el estudio sugiere que la imagen del país encarnó al personaje mitológico Sísifo, aquel rey griego que en su tarea de empujar la roca a la cima de la montaña por un fin común, vive un castigo de los dioses griegos ante su ambición egoísta. El frustrante resultado es ver caer la roca de regreso a la base, justo al llegar a la cumbre, con la tragedia de tener que intentar subirla una vez más, en un ciclo absurdo e infinito. 

Foto 1: Presidencia de la República Mexicana / Flickr

Foto 2: Gabriela Pérez / Cuartoscuro

Foto 3: PabloGtz / Depositphotos